Antes de editar El Hombre Alto de cara el Salón del Cómic de Barcelona, comencé a dibujar lo que sería el tercer capítulo de Roland: La cena salvaje.
Enfocado como un cuento infantil, era la historia de un primer amor fracasado y trágico. Y contaba mucho del origen de Roland.
Creo que lo dejé a medias por miedo a meter la pata, o puede que algo me dijera que no era el momento de hacer algo como eso. El Hombre Alto se impuso y esta historia se quedó a medias, como tantas otras de Roland que tengo por terminar.
Imposible no enamorarse de ella. |
Uno de los villanos, ampliando su colección de cabezas. |
Un boceto que luego comencé a entintar. No estaba quedando nada mal, pero... |