lunes, 6 de agosto de 2012

LA CENA SALVAJE

Antes de editar El Hombre Alto de cara el Salón del Cómic de Barcelona, comencé a dibujar lo que sería el tercer capítulo de Roland: La cena salvaje.



Enfocado como un cuento infantil, era la historia de un primer amor fracasado y trágico. Y contaba mucho del origen de Roland.
Creo que lo dejé a medias por miedo a meter la pata, o puede que algo me dijera que no era el momento de hacer algo como eso. El Hombre Alto se impuso y esta historia se quedó a medias, como tantas otras de Roland que tengo por terminar.

 Imposible no enamorarse de ella.

Uno de los villanos, ampliando su colección de cabezas.


Un boceto que luego comencé a entintar. No estaba quedando nada mal, pero...




3 comentarios:

Felipe "Nemo" Orce dijo...

El miedo a meter la pata quizás nos salve el culo -con perdón- y algo más muchas veces. Creo que ese mismo miedo es el responsable de mi parálisis creativa de los últimos días... o puede que no sea más que una excusa para no tener que enfrentarme al hecho de crear. Porque quizás crear nos invita a meter la pata, bien hasta el fondo, para en un momento posterior dar en la diana. Sí, vale, eso implica perder tiempo, sobre todo, si el resultado lo guardas al final en el cajón (o lo destruyes directamnete) porque sientes, o porque sabes, que lo que te ha salido no debe ser visto por otros ojos. Vale, amén a lo de que el miedo a meter la pata debe ser nuestra vocecita sensata que nos salva justo a tiempo. Pero, después de esta horrible perorata que te estoy largando, sólo puedo añadir esto: espero leer algún día esta historia. Aunque sólo sea por ver a ese simpático oso coleccionista de cabezas en acción...

ICONOS dijo...

Creo que todo proceso SIRVE, aunque luego no se utilice o no "valga" para uno. Solo el hecho de HACER debe implicar experiencia, no sé si me explico...

Y si no que se lo pregunten al Mignola (en sus álbumes ocupan más los apuntes desechados que la historieta en sí)

BORJA dijo...

Bueno, meter la pata en principio no es malo, es una lección. Pero digamos que si uno ve claro que meterá la pata, el motivo, y la solución, pues lo evita. En este caso, el estilo que quería meterle no estaba lo suficientemente trabajado y no lo controlaba lo suficiente. Por eso le di prioridad a El Hombre Alto, que estaba dominado dentro de lo posible.
Pero vamos, que ganas tengo de hacer algo así, y lo terminaré haciendo. Palabra!